Qué visitar de nuestro patrimonio: yacimientos arqueológicos
El territorio de las provincias de Ávila y Salamanca compartió, en los siglos inmediatos al año 500 a.C., una serie de rasgos culturales que le imprimieron una identidad propia, reconocida posteriormente por griegos y romanos con el nombre de Vettonia o región de los pueblos vettones. Fue una época con una explotación intensiva del paisaje, de deforestación y extensión de pastos y tierras de cultivo, que derivó en la creación de asentamientos prolongados y de cierto tamaño. Para protegerse durante la guerra se construyeron murallas, torres, fosos y piedras hincadas, creando fortificaciones o "castros", como usualmente se denominan.
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Ulaca
Se encuentra en las primeras estribaciones de la cara norte de la Sierra de la Paramera, en un promontorio granítico. Constituía una plaza fuerte para los vettones muy importante durante la conquista romana. Data del primer milenio a. C. (Edad del Hierro).
De planta irregular, tenía un poderoso sistema defensivo formado por una muralla de casi tres kilómetros, hecha de bloques de granito.
El interior del recinto amurallado es de granito labrado por la naturaleza, formando una especie de "ciudad encantada", en una superficie de sesenta hectáreas.
Hasta la puerta principal llegaba un camino enlosado. Hubo hasta cuatrocientas viviendas, y cerca de ellas había fuentes naturales, que proporcionaban agua.
VISITA
- Precio: visita libre.
- Distancia: Villaviciosa se encuentra a 50 km de Mombeltrán (unos 45 minutos).
- Cómo llegar: Desde Mombeltrán, seguir por la N-502 en dirección a Ávila hasta Solosancho. Desviarse por la AV-P-410 hasta Villaviciosa. Aquí se toma el camino que conduce a Navasangil. A pie desde este camino se tiene que realizar un recorrido de aproximadamente 45 minutos.
- Contacto: ayuntamiento de Villaviciosa (920 291 001).
ENLACES
Castros y verracos de Ávila
Celtiberia
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Las Morañegas (o "tumbas moras")
El lugar conocido como Las Tumbas Moras, en el paraje Las Morañegas (de Cuevas del Valle), es un yacimiento arqueológico, es decir, un lugar donde alguna vez hubo ocupación humana de la que ya solo quedan algunos restos. Esos restos son los que estudian los arqueólogos para convertir en Historia lo que era un puzle de indicios. Por tanto, lo que se puede ver aquí ahora no son más que ruinas, en un ambiente que no sería así cuando hace unos mil años fue un asentamiento humano.
Lo primero que hay que valorar es el nombre. El hecho de que se le conozca como tumbas de los moros es un indicio arqueológico por sí mismo. La toponimia ayuda a identificar lugares antiguos porque las gentes que pueblan los lugares identifican con nombres sugerentes cada cosa que ven. Aquí han visto restos antiguos que no saben de quién ni de cuándo datan, y lo han atribuido a los moros, pero no porque tengan alguna constancia de ello, sino porque se atribuye a los moros todo lo que se cree muy antiguo.
Los trabajos de investigación en el yacimiento han sido muy breves, no han hecho más que iniciarse, por eso lo que se sabe es muy poco todavía. El yacimiento parece consistir en un conjunto de casas, no muy abundante, un templo y una necrópolis asociada al templo. El conjunto de casas en torno a la necrópolis y al templo parece escaso, pero seguramente es solo una parte de lo que puede haber estado distribuido por el monte, en un modelo de poblamiento disperso por la ladera donde surgían pequeños establecimientos allí donde había agua y un pequeño espacio fértil para el cultivo. Ese cultivo y la ganadería debieron ser la base alimenticia de las gentes que vivieron en este lugar. Su dedicación principal no se conoce; puede que fuera la esencialmente ganadera o puede que haya alguna relación con extracciones de hierro que se dieron a lo largo de la plena Edad Media en las laderas de Gredos y de la que es buena muestra Mombeltrán, cuyo nombre antes del actual era Colmenar de las Ferrerías. Pero no puede descartarse tampoco que la ocupación de este sitio pueda deberse a una coyuntura temporal muy concreta que lleva a las poblaciones a ocupar lugares un tanto fuera de las rutas de comunicación, a ocultarse de algún modo ante inestabilidades que no favorecían su exposición.
De lo que puede verse en el lugar destaca el conjunto de la necrópolis, ubicada en un pequeño promontorio que aparece en la ladera, y un posible templo asociado a ella. Es posible que fuera un templo, puesto que la asociación entre necrópolis y casas no parece muy probable. De él se aprecian los cimientos, que han sido limpiados, como la necrópolis, recientemente.
La necrópolis consta de un conjunto de tumbas construidas a base de lajas de piedra hincadas en el suelo y cubiertas con lanchas de granito. Muchas de ellas han sido saqueadas y por eso se encuentran descubiertas. Se trata de un tipo de enterramiento frecuente desde la época romana hasta pasada la Edad Media. Sirve de datación el hallazgo de una estela con una cruz grabada que está depositada en el Ayuntamiento de Cuevas del Valle. Tiene dos partes: un vástago rectangular para ser hincado en el suelo y, unido a él, un disco donde se inscribía una cruz u otro símbolo. Un tanto separada de la necrópolis, en el paraje conocido como Prado Pinchilla, hay otro tipo de tumba, también frecuente en época medieval, que consistió en la excavación en la roca de una tumba con la forma de la persona a enterrar. Técnicamente se les conoce como tumbas antropomorfas. Es un tipo de tumba cuya tipología aparece en tiempo visigodo (siglos V al VIII), pero alcanza su época álgida entre los siglos X y XIII. En el caso de la de Prado Pinchilla es un proyecto de tumba, porque no se llegó a terminar. Al lado tiene la cubierta.
Poco se puede decir de las construcciones que se aprecian al lado de la necrópolis. Sólo las excavaciones dirán en su día si se trata de construcciones domésticas o de algo relacionado con el templo y la necrópolis. No puede descartarse que todo el lugar fuera un centro de culto, constituyendo el epicentro de la población dispersa por el monte.
En cuanto a la cronología, no puede decirse mucho en tanto no haya excavaciones que proporcionen restos datables. Por ahora lo que puede pensarse es que fue una ocupación que tuvo que ver con la época medieval, tal vez entre los siglos X y XIII, sin descartar que hubiera población allí anteriormente, antes incluso de la repoblación cristiana de la zona.
(Texto: Francisco Fabián García, arqueólogo territorial de Ávila)
VISITA
- Precio: visita libre.
- Distancia: a 13 km de Mombeltrán (unos 15 minutos).
- Cómo llegar: tomar la carretera local del puerto del Pico a El Arenal; a 4,25 km nos desviamos a la izquierda por un camino de tierra; a 200 m tenemos un cruce en el que seguimos por la izquierda; 300 m más abajo está el yacimiento.
- Contacto: ayuntamiento de Cuevas del Valle (920 391 004)
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